4 de mayo de 2011

Ritmo del amor…

Después de años de infructíferas relaciones amorosas, llegue a la conclusión de que a pesar de todo, cada “amante bandido” que he tenido ha ido agregando un poco a mis gustos musicales; unos para quedarse, otros fueron flor de un día, con los cuales aprendí a conocer lo que NO quería oír…

 Primero llego el pop romántico, que en un principio todo el mundo cree que es medio pasable, pero al final es demasiado pegajoso, comercial y sin identidad; típica canción de grupo mexicano que es increíblemente cursi y que se la dedican los novios que llevan como tres días juntos. Así fue uno de mis novios, pega hasta decir basta, caía bien de primera instancia, pero luego uno deseaba que se fuera YA.

Después vino el roots, buen roots, relax, en varios idiomas, sin prejuicios ni limitantes y con una que otra fiestilla medio legendaria; cabe destacar que el mae estaba casado y que la vara no duro ni un mes. Pero cuando oigo Bob Marley, Cultura Profética o Godwana los disfruto con ganas, porque fueron buenos momentos y seguimos siendo compas.

Luego llego el bohemio/roquero, de ahí fue donde aprendí más. Fui descubriendo trova, grunge, jazz, música viejita. Ahí fue que me di cuenta que prefería al rock de antes que a lo que sale ahora, que es un hit de un día, que el rock alternativo era lo mío y que no todos pueden ser músicos aunque lo intenten con muchas ganas. Después, mis gustos musicales se expandieron bastante, aunque dure mucho tiempo en reponerme de la ruptura, esos amores de juventud dejan huellas muy profundas a veces.

De ahí en adelante, lo que he llegado a tener son micro relaciones sin futuro, más que lo que se pueda conseguir en otra fiesta con unas cuantas birras encima. Por ahí anduvo el R&B, al cual nunca le agarre el gusto y que desapareció de un momento a otro, llego el metal en diferentes formas, después de un rato me dejo de molestar, pero al final nunca lo entendí, y lo que obtuve fueron buenas anécdotas para contar con birras y shots de por medio. También por ahí paso el rock medio comercial, que al compararlo con el rock de verdad, quedo debiendo.

Ahora sigo esperando que llegue el merengue, la salsa y la cumbia (hasta me dolió escribir eso, pero uno nunca sabe), porque todavía no les ha tocado el turno, a lo mejor lo que me hace falta es ese toque tropical.

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