21 de abril de 2013

Predicciones


He visto tanto arte gráfico inspiracional que me lo estoy empezando a creer (gracias Pinterest). Estoy casi segura de que en un futuro cercano voy a cambiar el mundo poquito a poco, voy a perder peso como degenerada y voy a tener unos cuadritos que cualquier fisicoculturista envidiaría. Además de eso, voy a edificar la casa de mis sueños impecablemente decorada con una inversión de no más de $100, voy a crear una empresa de calibre internacional y es posible que mi historia se vuelva una inspiración para miles de personas.

Mi realidad es bastante diferente. Después de cuatro meses de ir religiosamente al gimnasio cuatro veces por semana, a la misma hora y los mismos días, en las últimas dos semanas he podido ir solo dos veces (cuatro en total), porque decidí meterme en un curso para ser mejor persona y porque tengo una sinusitis recurrente que implica antibióticos radiactivos que hacen que el crossfit se vuelva más difícil de lo que ya es. Entonces me da miedo y nostalgia por los cuadritos que ya no voy a tener, por los músculos que deje de desarrollar y por todo el avance que había logrado. Que tan irónico el saber que ya la semana que sigue puedo volver, y que mi vida va a seguir como antes, porque un impasse de un par de semanas no significa una pérdida total…

Eso de construir casas tampoco es lo mío, mi desorden financiero es tan catastrófico que genera más deuda que ganancias, por más que intente lo contrario. Aparentemente mi legado a la humanidad va a tener que ser un poco más intangible.

La creación de mi empresa también va a paso lento, puesto que estoy amarrada a un trabajo que paga mis deudas, mis fiestas y mi exceso de zapatos. Además me da miedo, pánico en realidad. Tengo una terrible fobia al rechazo, a mi trabajo, a mi persona, a mis ideas; lo cual hace que sea casi imposible que tenga el valor de ir a vender todo lo mencionado anteriormente.

Lo raro de todo esto es que, entre tanta inspiración y duda no cabe encontrar a mi media naranja, mi amor eterno, mi complemento perfecto. Creo que ya me rendí en esa parte, porque aprendí a vivir sin ella, aprendí a ir a las actividades familiares sola, aprendí a organizar actividades donde un +1 no es necesario y acepte el hecho de que al final de cuentas eso no es tan malo.

Creo que solo tuve una corta etapa a los cinco años en que me ilusioné con tener un esposito que llevara de paseo de vez en cuando, y que amara sobre todas las cosas, por dicha ese periodo de mi vida fue hace mucho. Tal vez todavía pueda hacerle caso a mi niña interna y convertirme en todas esas cosas que siempre quise, y que de chiquitita creí que me merecía solo por ser yo. 

No hay comentarios: