8 de diciembre de 2010

No son horas, son años…


Ya se acerca mi cumpleaños, falta menos de una semana. En todo lado lo he anunciado menos en el blog, eso es un crimen. Mi cuenta regresiva es famosa, porque empieza como seis meses antes de mi natalicio, pero por lo menos así a menos gente se le olvida (Igual, a todo mundo se le olvida, pero el peor intento es el que no se hace). Yo no celebro cumplir años, celebro mi cumpleaños, celebro estar aquí este año… Así que no importa si son 15, 20 o 49, hay que celebrar que tengo un año más de vida y uno menos que vivir.

Cuando yo estaba en la escuela, siempre celebraba mi cumpleaños con mi familia, en esa fecha no había clases ni ninguna excusa para ver a mis compañeros. Igual, al ser hija única y con vecinos muy cariñosos, siempre me daban cosas y yo era feliz. A esas edades todos los regalos son buenos, aunque sea para despedazarlos. Como anécdota, quiero contar que mi primer queque de cumpleaños tenia forma de pato, porqué, no sé, pero era casi de mi tamaño y solo lo conocí por fotos.

En el cole, como yo era el patito feo (a lo mejor ahí esta la relación con el queque), nunca tuve grandes celebraciones, ni fiestas de muerte y destrucción ni nada por el estilo, porque igualmente estaba de vacaciones, sin celular ni correo electrónico; o sea, aislada del mundo. Ahí fue cuando se puso complicado lo de los regalos, porque empecé con mi problema de que nada me gusta (tras de que nadie me daba nada, las pocas personas que pensaban en darme un detallito, me daban algo que no me gustaba, ahí aumenta mi trauma).

Cuando empecé a trabajar, veía como gente que celebraba cumpleaños invitaba como 200 personas y todas llegaban, entonces yo comencé a creer que yo también necesitaba hacer fiestas inmensas para sentirme feliz conmigo misma. Como siempre, yo invitaba a todo el mundo y nadie llegaba, y la fiesta de 100 personas pasaba a ser de 5, incluyendo al mesero. Eso tampoco colaboro mucho con la causa.

Después de todos estos traumas, y de ver que no todos los que llegan a esas fiestas son amigos, sino más bien conocidos en busca de una excusa para tomar, no me afecta tanto que no lleguen las 100 personas a la fiesta, o que me den un regalo que no era lo que esperaba… Que lleguen los que tengan que llegar, los que si pudieron sacar el tiempo o que al final no tenían nada que hacer en esa fecha. Si me gustaría hacer fiestas inmensas, y que todos me llevaran un regalo, pero aparentemente eso no estaba designado para mí a estas alturas de la vida.

2 comentarios:

Rebecca dijo...

p su cumple vamos a ir a comer...acuerdese q yo ya tengo mas de 25 y acostarme tarde me hace mal. ademas la destruccion masiva no la logro.

Naty dijo...

bueno, y celebramos su cumple de una vez...