Yo he
tenido novios, en plural, no todos al mismo tiempo, sino que secuencialmente y
sin necesidad de andar escondiéndome para que no me descubran in fraganti. Me puedo
dar el lujo de decir “ay sí, es que mi ex bla bla bla…” y empezar una conversación,
ya sea hablando maravillas del mae y recordando los buenos momentos, o validar
la expresión de “todos los hombres son iguales y espero que Dios los castigue
de alguna manera y pronto”.
Esto solo significa
que en realidad mi personalidad no es tan terrible como yo a veces creo que es,
y tampoco me veo como el Jorobado de Notre-Dame, que es como a veces me siento
(toda mujer tiene esos días, que no son solo ‘bad hair days’, son ‘bad body
days’, ‘bad outfit day’ o el peor ‘fuck my life day’) ya que en algún momento
un hombre se fijo en mí y me aceptó (de manera temporal) con todo y mis
defectos. Puede que haya todo un movimiento de gente que hable de que el amor
no superficial, pero ese cuento es demasiado difícil de creer, y mucho menos para
alguien que no está ni remotamente cerca de verse como una modelo. Igual, sola
o acompañada la vida continúa.
Cuando decidimos
irnos de viaje a Europa, obviamente le queríamos seguir los pasos a los
mochileros, leyendas urbanas de personas que se pegan la fiesta y conocen el
mundo con una cantidad tan limitada de dinero que dan lástima, pero que
aun así postean las mejores fotos para causar envidia popular. Pero organizar
ese tipo de viajes no es tan fácil, andar en metro en Europa tampoco es fácil al
principio y además perderse por culpa de un mapa mal rotulado también es algo
que puede pasar… Entonces mejor nos fuimos en un tour, que nos llevaría a todos
los lugares bellos que siempre quisimos conocer y que estaba dentro del
presupuesto estimado para el viaje.
Era obvio
que no íbamos a encontrar ‘adultos jóvenes’ (así se denomina la gente que ya
tiene cédula, pero que no quiere aceptar que ya es grande), y eso fue
exactamente lo que paso. El tour lo hicimos con un montón de parejas, que ahora
que tenían hijos grandes, nietos pequeños y mucho capital decidieron conocer el
Viejo Mundo.
Ver a la
parejas de gente mayor se vuelve tóxicamente tierno, la dinámica ya es tan
natural que todos los demás seres humanos son ajenos a ellos y la felicidad se
puede casi que tocar… Y yo ahí, pensando que estoy soltera desde tiempos
inmemoriales y que no veo que eso cambie en un futuro cercano, ni lejano ni
nada…
Ayer me
dijeron que yo tenía que “dejar ir” esos deseos de estar en pareja (osea, que
no fuera una desesperada) y que así, SOLO ASÍ me iba a llegar el macho cabrío
dominante que tanto he esperado.
No es como
yo he puesto toda mi vida en pausa por estar soltera, tampoco es que he andado
con todos los maes que conozco para verificar que ninguno es mi alma gemela. Primero,
que aburrido sentarse a esperar, y segundo, mi capacidades de seducción dan lástima, yo creo que yo podría ser la última mujer sobre la faz de la
tierra y me podría convertir en la compa mas compa de todos los hombres, porque
básicamente esa es la historia de mi vida. Lo que me encantaría saber es como
deja uno de lado ese sentimiento de “estar incompleto” en un mundo que
aparentemente fue diseñado para vivir en pareja.
Tal vez en
realidad no es tanta desesperación, es mas bien una envidia subconsciente y una frustración
constante de no poder conseguir algo que aparentemente al resto del planeta le
resulta tan natural…
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