14 de abril de 2010

La vanidad duele....

Hace poco acompañe a un amigo a que se fuera a cortar el pelo, el mae duro máximo diez minutos, tomando en cuenta el tiempo de espera… Eso me puso a pensar en toda la miseria por la que tenemos que pasar las mujeres para ser socialmente aceptadas como “bonitas”, “pasables” o hasta el triste adjetivo de “nalgueables”, el cual los maes lo usan sin asco, pensando que es súper gracioso y haciendo ver que no saben ver mas allá de las apariencias. 

He aquí una pincelada de mis pensamientos…  
  • El pelo: yo duro TODO un día arreglándome el pelo, que el tinte, que los rayitos, que el lavado, que el secado, que el aplanchado… Andar con una bolsa en la cabeza por el simple hecho de querer cambiar el color de pelo no es fácil. Y menos aguantarse a la peluquera que intenta atender a 20 personas al mismo tiempo, mientras habla por teléfono y comenta los chismes del mes, uno ahí esperando, porque es la única persona sobre la faz de la tierra en la que se puede confiar para manejar tan delicado elemento como lo es el cabello. 
  • Maquillaje: a uno desde el kínder le ensañan a pintar con crayolas, lápices de color, pilots; pero nadie se digna a poner una clases de “maquillaje 101” en el colegio, porque si es necesario; a pura prueba y error no se puede aprender todo. Siempre está la victima de la moda que parece ratón de panadería porque jura que está usando el color de base correcto… O la otra pobre, que parece que se uso acuarelas como si fueran sombras y uno jura que va para una fiesta de disfraces o que se transforma de noche.
  • Depilación: la sola palabra da miedo, y mucho más las consecuencias… Pueden haber inventado mil técnicas, fría, caliente, tibia… TODAS duelen, y si no duelen, son súper caras. ¿Por qué no nacimos con cejas, pestañas y pelo en la cabeza y ya? Sería más barato y más fácil de cuidar….
  • Manicure y Pedicure: de todas las anteriores, creo que esta si se puede decir que es disfrutada por la mayoría, pero hay que tomar en cuenta toda la logística de cómo llegar e irse, porque si uno pega las uñas de nada valió todo el esfuerzo. Al final quedan peor que antes porque parecen una pieza de arte contemporáneo mal logrado, y feo… 
  • Inversiones adicionales: yo amo comprar cremas y perfumes, de esos que tiene olores con nombres raros; “valle exótico del mediterráneo”, “frutas tropicales del Caribe”, “zacate recién cortado” y todas esas varas que uno ni tiene bien claro como huelen, pero que igual las compra, pero que es una mega inversión que muchas veces nadie aprecia. O si no, le venden el timo de las feromonas, que al final no sirve de nada, y huele igual a las varas que venden en Fraiché. 
No es malo querer acentuar la belleza propia, pero no hay que dejar de lado que detrás de 15 toneladas de maquillaje, siempre hay una mae muy tonta intentando ocultarse. 


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