“Yo te amo
como la carne a la sal”… Uno podría creer que ese tipo de comentario estaría es
un poema para gente grande, madura, que entendería una afirmación bastante
compleja para un vegetariano. Pero no, en base a esta idea se desarrollaba un
cuento que mi mamá me compro para llevar al kínder cuando
tenía cinco años.
El libro lo
escogí yo, porque me llamó la atención la tipografía de la portada y la ropa de
la chiquita que salía (sí, yo empecé a ser así de rara a una corta edad). El libro
trataba de como el papá echa a la hija de la casa cuando
ella le dice “yo te amo como la carne a la sal”. El mae se sintió insultado por
una observación tan profunda; las otras hijas que tenía le dijeron estupideces
pensadas por air heads que no tenían ni fondo ni forma, pero aparentemente esas
si las entendió.
Yo sin sal
no vivo, ni como carne, pero igual TODA la demás comida tiene que tener sal, y
a veces en cantidad industriales para mí. Sin sal la comida no sabe a nada, ni
la carne, ni el arroz, ni el pollo, menos el pescado. Obviamente la moraleja de
la historia es que no hay que asumir y que cada persona expresa sus sentimientos
de manera diferente, bla bla bla…
De todos
los cuentos que me leyeron, ese es uno de los que más me acuerdo, primero
porque algún hijueputa carajillo me robó el libro en el kínder y a ninguna inútil
profesora le ronco ayudarme a buscarlo, y porque me quedo muy grabado que hasta
en los cuentos las princesas tienen derecho a pensar diferente.
Así que yo
sigo pensando diferente, a pesar de que el consejo que me dan para mejorar mi
vida amorosa siempre gira en torno de “mira, es que vos pareces demasiado
independiente, entonces eso es intimidante para los hombres”, “es que vos tenés una personalidad un poco fuerte, entonces eso hace creer a los maes
que no necesitas a nadie”, “ay mae, es que usted no parece que quisiera un
novio, entonces no creo que le llegue muy fácil”, “mae, es que usted a veces da
miedo” (yo creo que ese fue el comentario más honesto de
todos)… Qué tiene de malo que sea
independiente? Yo no necesito un proveedor, ni un oráculo que tome mis
decisiones. Sí, tengo carácter fuerte, y puedo convertirme en She Hulk a veces,
pero que yo sepa, el mae también tiene derecho a enojarse cuando lo sienta
necesario. Y no, no voy a andar llorando por los callejones diciendo “un novio, necesito un noviooooooooooo” (
lo he pensado) porque entonces me perdería
de todo lo que está pasando a mi alrededor que no tiene como requisito estar en
pareja.
No me voy a
quedar sentada esperando a que a el susodicho le dé la gana aparecer, más bien
me voy a ir de fiesta y de viaje, para que cuando llegue yo tenga muchas
historias entretenidas que contarle.